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17/05/2019
Estefanía Soto Torres, Miss San Sebastián, hace un alto en su carrera de mediación intercultural en Europa para ir tras la corona
viernes, 17 de mayo de 2019 - 12:00 AM
Por Patricia Vargas Casiano
La joven habla español, inglés y francés y realizó estudios universitarios en Europa, Estados Unidos y México. (Suministrada)
Estefanía Soto Torres, la representante del pueblo de San Sebastián en Miss Universe Puerto Rico 2019, tiene 27 años y mide casi 6 pies. Además, fue modelo durante su adolescencia.
A grandes rasgos, esta belleza que además es trilingüe, ama la diversidad cultural y cuenta con una maestría en mediación intercultural de la Universidad de Lovaina en Bélgica. Durante los pasados dos años trabajó para una organización europea en Bruselas y para la Embajada de Francia en Washington D.C.
En su tiempo libre practica la fotografía en blanco y negro. Actualmente dedica todo su tiempo a prepararse para el certamen local.
¿Qué te motiva a competir en un concurso de belleza, lo que mucha gente ve como algo vano?
“Una de las razones por la que estoy aquí es que antes de iniciar mi carrera e involucrarme en el mundo académico, quería reconectar con esa pasión que tuve como modelo hace años. Aparte, me di la oportunidad de celebrar mi femineidad porque no iba a devaluar, bajo ninguna forma, todo el esfuerzo y los logros que he alcanzado en el ámbito profesional. Tengo un bagaje de experiencias increíbles que al presentarlas en el certamen, entiendo, van a llamar la atención y pueden aportar algo diferente a este”, sostuvo Estefanía, quien habla español, inglés y francés.
La joven afirma que ha reconocido sus pasiones. “Independientemente de que estoy en un mundo de belleza ‘superficial’, me estoy dando la oportunidad de entender el valor que tiene todo lo que he logrado hasta ahora como profesional. Pero es ahora o nunca porque hay una edad que te limita a concursar”.
Esta historia de caminar por el mundo devorando todo lo que aprendía a su paso, comenzó durante un intercambio de estudios en la Universidad de Montreal en Canadá, mientras cursaba el tercer año en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
“Mi propósito era mejorar la pronunciación al hablar el francés. Cuando regreso a terminar mi bachillerato se me presenta una oportunidad de trabajar con la Alianza Francesa en San Juan que se extendió por un año. Hice algunos viajes de mochilera y comencé una maestría en mediación intercultural. Obtuve una beca para un programa dentro del continente europeo, ellos abrieron ese proyecto y lo expandieron a nivel mundial. Dentro de ese contexto luego de hacer una propuesta de investigación y seis meses intensos logré la beca para la maestría. Estuve en diversos países en Europa, porque la maestría como tal se caracteriza porque somete a los estudiantes a una movilidad bien intensa en que cada semestre visita un país diferente, una universidad diferente en una facultad igual. El temaque presenté para mi maestría trató sobre la inmigración. Estudié primero en Francia, luego pasé a Bélgica a estudiar antología cultural, y luego viajé a México para realizar estudios de género”.
En México realizó su primer trabajo de campo con mujeres inmigrantes con un grupo indígena de Oaxaca establecido en un mercado de artesanías.
“Mi tesis fue en torno a la trayectoria migratoria de esas mujeres. Regresé a Bélgica en cuarto año a redactar la tesis, defenderla, y me quedé en ese país unos meses hasta trasladarme a Washington para trabajar en un programa de estudiantes internacionales. Decidí ponerle una pausa a esa faceta y regresar a Puerto Rico y ahora estoy dando todo mi tiempo a esta aventura”.
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