El reinado, un reality más

James Cifuentes M.

Miércoles, Noviembre 21 - 2018 Pereira - Colombia

Los colombianos somos impuntuales para todo, menos para las fiestas de fin de año, porque ya prácticamente la Navidad arranca en octubre y se hace oficial desde que las emisoras de radio empiezan a programar la música parrandera y tropical; podría decirse que diciembre tiene 61 días y que noviembre no existe.

El mes de noviembre tenía una connotación especial; era la época en que se realizaba uno de los eventos con más arraigo popular, como lo era el Reinado Nacional de Belleza, en el marco de la Independencia de Cartagena, aunque casi todos pasábamos por alto la existencia de esa fiesta patria; el hecho es que, para dicha de unos y tragedia de otros, es un asunto que ha caído en su mínima expresión.

Tan poco es el interés que concita, que la reciente edición del reinado ni siquiera tuvo cobertura nacional en televisión como en antaño, cuando nadie se lo quería perder; el alicaído canal RCN, que lleva varios años sin dar pie con bola con sus contenidos, se bajó de ese bus en el que venía desde 1980 y si no es porque los canales regionales y otros medios digitales se le miden, el reinado en 2018 hubiera pasado totalmente inadvertido. Yo fui uno de los que al día siguiente a la elección madrugué a preguntar ¿ole, y quién quedó de reina?

El reinado se ha vuelto un galimatías, por los desacuerdos entre la organización en nuestro país y los encargados de Miss Universo, que este año se hará en diciembre y a donde no irá la señorita Colombia elegida en Cartagena sino otra que eligieron de afán en un evento en la ciudad de Medellín. Para aumentar la confusión resulta que las dos “Señoritas Colombia” de 2018 son del Valle del Cauca, Gabriela Tafur, la elegida en Cartagena y Valeria Morales, la escogida de manera atípica en septiembre y que es la que estará en el certamen orbital en Tailandia. Al momento de escribir esta nota no es seguro que la chica Tafur, supuesta Miss Colombia 2019, vaya a Miss Universo el próximo año.

Sea que para algunos resulte importante y paro otros no, el reinado sigue siendo una manifestación cultural de los colombianos y es una lástima que hoy no tenga la relevancia que tuvo en el pasado, tal vez por culpa de la frivolidad en la que se le convirtió, degradándose a una rumba pomposa de una élite en Cartagena.

Puede que el reinado hoy sea un reality más, pero como me dijo un amigo, “al que no le guste que no vaya o cambie de canal”; en todo caso, es una pena que se hubiera marchitado un evento que hacía parte de la colombianidad.

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