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14/02/2019
Liz Ericka Simokawa es la primera reina de belleza en Bolivia sorda. Desde hace unos meses su vida se ha transformado después de un implante coclear.
Miss Pando, del mundo del silencio al de los sonidos Liz Ericka Shimokawa lleva un implante coclear que le permite escuchar desde hace cuatro meses. FOTOS: Cortesía familia Shimokawa Salvatierra
GENTE
jueves, 14 de febrero de 2019 · 00:04
Alejandra Pau / La Paz
Llevó el lenguaje de señas a un ámbito impensable en el pasado, a la elección de Miss Bolivia 2018. Hace cuatro meses y con 19 años la intervinieron para colocarle un implante coclear para que pueda escuchar por primera vez y adentrarse así en un mundo en el que el sonido de las bolsas de plástico, las bocinas o los cubiertos chocando entre sí resulten toda una experiencia.
FOTOS: Cortesía familia Shimokawa Salvatierra
Liz Ericka Shimokawa Salvatierra es sorda de nacimiento, pero una intervención fue la antesala del trabajo de rehabilitación que realiza hoy junto a una fonoaudióloga para reconocer cómo suena una realidad que antes fue muda, aunque ella nunca lo fue pues sus cuerdas vocales están intactas.
Después del proceso de aprender a reconocer cómo suenan las palabras y lo que la rodea hará terapia para llamar las cosas por su nombre y a decirlas con su propia voz. En tanto, su padre continúa ayudándola a comunicarse.
En octubre del año pasado, Shimokawa fue intervenida para colocarle el implante coclear, un pequeño dispositivo electrónico que recoge los sonidos del ambiente y los transforma en energía eléctrica capaz de estimular directamente las terminaciones nerviosas auditivas, produciendo sensación auditiva al cerebro.
Tuvo que esperar un mes para que enciendan el dispositivo. Durante ese mes se preguntaba, “¿cómo sería cuando conecten el implante?”, mientras se debatía entre la ansiedad y la paciencia.
El día llegó en noviembre pasado. El dispositivo se activó en la clínica Salvador Gaviota de Santa Cruz. Al comienzo no escuchaba, de pronto el sonido fue muy alto, hasta que después pudo escucharlo todo a un volumen adecuado, no hay expresión que describa mejor ese momento que extática.
En un video compartido en las redes sociales se observa su emoción en el momento en el que escucha por primera vez y cómo pronuncia sus primeras palabras: taza y manzana.
Para su padre, José Ricardo Shimokawa Ramos, quedó lejos aquella decepcionante experiencia que tuvieron cuando ella tenía dos años. En aquella época, la llevaron a La Habana, Cuba, y después de que un grupo de médicos la evaluaron, dijeron, “no podemos hacer nada por ella” y le prescribieron unos audífonos que nunca la ayudaron.
Las primeras veces
Ser la primera persona con diversidad funcional auditiva en una elección de belleza puede resultar como un antecedente de inclusión o como algo anecdótico, eso se verá con el tiempo; pero esta no es la primera vez que la joven pandina decide hacer algo que para muchos “en sus zapatos” podría haber resultado una limitación.
Fue reina infantil del Carnaval de Pando y sin duda alguna fue la primera niña sorda en estudiar ballet en Cobija. Lo hizo gracias a su capacidad de observación, pero sobre todo a su sensibilidad para sentir e interpretar con tiempos y movimientos las vibraciones de la música.
Para Shimokawa el lenguaje de señas no fue la herramienta de comunicación con su entorno hasta que cumplió los 18 años, edad en la que decidió aprenderlo para poder participar en el concurso de belleza.
Desde pequeña desarrolló su propia forma de comunicarse con su familia, compañeras de colegio y profesores, y logró salir airosa con ese sistema a pesar de las limitaciones.
“Después de que aprendí el lenguaje de señas, tuve la opción de comunicarme con más personas”. dice la pandina, según transmite su padre.
Cuando se presentó la oportunidad de realizarse la operación ante la inminencia de la intervención, la joven empezó a revisar información y videos sobre el tema.
“Quedó bastante impresionada cuando vio una operación para poner el implante coclear y quedó temerosa de esa situación; también habló con otras personas sordas que no estaban muy de acuerdo con el tema del implante (...), pero después de hablar con el cirujano y la licenciada Claudia Justiniano quedó más tranquila”, comenta su padre.
Escuchar el futuro
La terapia continúa así como la calibración del dispositivo que lleva. De momento, no ha presentado ninguna complicación y sus avances son constantes, según transmite su familia.
Ella nunca había escuchado decir una palabra, ahora se emociona al oír su voz pronunciar “papá” o “agua”, palabras que decía antes de escuchar.
Sobre los sonidos o la música que más le gusta siente que como todo es nuevo es capaz de disfrutar de cualquier sonido, sin discriminar ninguno. Ahora puede asociar las vibraciones del bajo con la música y le encanta.
Ella sabe que hay muchos sordos en el mundo y que no todos pueden acceder a un implante o quieren tenerlo; pero considera que es importante que las personas en general aprendan el lenguaje de señas para que se comuniquen con aquellas que no escuchan y se trabaje en destruir esa barrera.
Sobre el futuro cuenta que siempre le gustó la arquitectura y ahora le llama mucho la atención ser aeromoza, pero disfruta como ninguna el ambiente de los reinados de belleza porque puede relacionarse con personas que de otro modo no sería posible.
Para ella el mundo de los sonidos es un nuevo lugar a explorar, ha dejado de vivir en aquel en el cual reinaba el silencio.
Sobre la sordera
El 5% en el mundo La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 360 millones de personas sufren pérdida auditiva, 328 millones de adultos y 32 millones de niños, más del 5% de la población mundial.
Mayores de 65 años Alrededor de un tercio de las personas mayores de 65 años se ven afectados por la pérdida auditiva, según la OMS.
Lenguaje de señas La Federación Mundial del Sordo estima que son 70 millones de personas los que utilizan el lenguaje de señas como primer idioma o lengua materna, la OMS dice que son 360 millones.
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