No faltan las changuerías

Por Normando Valentín
¿Qué les parece?

06/18/2019

Usaron esas herramientas para sacar sus prejuicios a pasear.

El Puerto Rico de hoy se distingue por muchas cosas buenas. La nobleza de su gente, su determinación ante la adversidad y otros dones. Sin embargo, somos criticones. No solo nos gusta darle a la sin hueso, sino que, además, nos ponemos “changos”. Esa palabra tan puertorriqueña que describe muy bien múltiples actitudes negativas.

El pasado 13 de junio, muchos se pusieron “changos” en las redes sociales. Usaron esas herramientas para sacar sus prejuicios a pasear. Ese día se dio el evento de Miss Universe Puerto Rico. El concurso forma parte de una tradición que ha dado cinco reinas de belleza. En muchas ocasiones, se resalta el dato para expresar el orgullo que se siente hacia las capacidades de nuestras mujeres. Las nuestras son mucho más que una cara bonita.

Claro, nunca faltará el debate sobre si es un evento sexista que explota a la mujer. Lejos de adjudicar o no este hecho, levanto la bandera de que no deben olvidar que este certamen es parte de un formato del mundo del entretenimiento, que rinde mucho dinero y que ha catapultado a sus soberanas a posiciones privilegiadas.

Así que dejaremos ese debate a un lado. Usted lo puede continuar con una taza de café o una copa de buen vino y así sazonar una conversación.

MADISON ANDERSON: “ESTE TRIUNFO ES PARA ESTA ISLA Y PARA LOS DE LA DIÁSPORA”

Lo que quiero compartir en este momento es el hecho de que alguno que otro se ponga a cuestionar la puertorriqueñidad de la ganadora. Si usted leyó en algún momento el ensayo El País de los Cuatro Pisos, de José Luis González, hablaba de las capas de raza que forjaban lo que es hoy el puertorriqueño.

Somos una mezcla de europeos, taínos, africanos e irremediablemente nos está llegando una capa de estadounidenses. No olvidemos que nuestros hermanos han emigrado y ya suman unos 5 millones. En su mayoría orgullosos de su mancha de plátano. Los nietos de los que se fueron en las décadas de 1940 y 1950 se sienten boricuas. Aunque no hablen ni papa de español se sienten de aquí. Se ve en el desfile de la ciudad de Nueva York que días antes del evento se efectuó, como siempre, en la Gran Manzana.

Esa diáspora ha lanzado boricuas al estrellato que no nacieron en el 100 x 35. Mark Anthony, Jennifer López y Lin Manuel son ejemplo presente de ello. Es más, Lin Manuel habla tanto o más “machucado” el español que la ganadora del concurso.

Bruno Mars presume de su puertorriqueñidad proveniente de su papá, como en el pasado lo hacía Sammy Davis Jr. Así que no acabo de entender la changuería que les surgió a esos “puristas” la noche del concurso cuando vieron a Madison Anderson Berríos caminar en la pasarela del Centro de Bellas Artes en San Juan.

Aquí, los “changuitos”, se pusieron a buscar las cuatro patas al gato para justificar su xenofobia. La directora del concurso, Dennise Quiñones, aclaró las dudas. No hubo irregularidades. Usted puede estar de acuerdo o no con el jurado. Eso es normal. La unanimidad es difícil. Así que las quejas al cuartel. Si entiende que hubo algo irregular, presente la queja en el foro pertinente y se atiende.

La joven se siente boricua, quiere representar a la Isla, quiere conocer más de nuestras tradiciones. Entonces, ¿qué más quieren?

Repito, es la nueva realidad. Ya le hemos sacado provecho en el deporte. Desde hace tiempo nuestras selecciones deportivas, tanto de conjunto como individuales, le han sacado provecho. John Holland, Renaldo Balkman, Butch Lee entre otros en el baloncesto. TJ Rivera y Seth Lugo, que no hablan español, formaron parte fundamental del Team Rubio. Por ahí anda Jazmine Quinn Camacho, nacida en Carolina del Norte, quien por voluntad invirtió sus apellidos para usar el de su mamá al representar a la Isla en el plano internacional.

Ser puertorriqueño es un acto de nacimiento, pero también de voluntad. Tony Croatto y Jack Delano no nacieron aquí. Sin embargo, se consideraban parte de nosotros. Luis Miguel nació aquí, según ha dicho Alfred D. Herger, pero el afamado cantante ni siquiera lo menciona.

Así que olvídese de la bobada de si nació o no aquí y si uno de sus progenitores es anglo. Usted es quien decide cómo se siente y si su corazón palpita por nuestra bandera.

Es hora de empezar a sumar. Necesitamos gente que quiera meter mano por nuestro terruño, que se identifique con lo nuestro. A mí me agrada Madison, le aplaudo que se inclinara por el lado materno. ¡Qué bueno que decidió venir a competir, qué bueno que ganó! Ojalá gane la corona. Ese día verá a los “changuitos” brincando de la alegría. Así son.

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